Comparte acciones comunes y paradigmas que le inspiran como comunidad.
Actúa colectivamente con una dinámica dialógica de escucha activa, tiempo y atención entre todas las personas implicadas libremente.
Tiene un compromiso compartido elaborado por la comunidad con un objetivo común y un proyecto común de acción.
Comparte su experiencia, convive, crea redes con otras comunidades, incluye a quienes quieren participar de la comunidad, colabora y coopera.
Confía, cuida y es solidaria.
Presta atención, cuida y comparte el camino de la Hermandad Humana y su entorno.
Promueve la transformación social en dirección a los derechos humanos y el respeto de la diversidad humana.
Promueve la consciencia y el compromiso con la tolerancia y las luchas antiracistas, antihomófobas, feministas y antifascistas.
Tiene una opción preferencial por las personas excluidas (las no tenidas en cuenta), oprimidas (las tratadas con violencia) y las que no disponen de los recursos necesarios para vivir con dignidad.
Ama a la vida per se. Busca el vínculo con lo vivo y con la vida.
Admira y alienta la curiosidad por la vida. Se ilusiona con el conocimiento de ésta y disfruta entrando en contacto con las singularidades de otros seres vivos.
Desvela su sabiduría a través del comportamiento de la naturaleza.
Promueve la libertad y la espontaneidad.
Es saludable y vivificante (que da vida).
Está limitada a un tiempo y un espacio, y se concreta en un ritmo para cada criatura y situación.
Le da importancia a lo pequeño como primera concreción que empuja al cambio.
Gestiona el tiempo para dotar de calidad a nuestras experiencias y vínculos, respetando el ritmo y el pulso orgánico de las cosas.
No es un producto sino un proceso en constante evolución e interacción con el medio local.
Se lleva a cabo a través de procesos no instantáneos, sosteniendo cada paso y cada sufrimiento, aprovechándolo para aprender y construir juntas.
Fomenta las relaciones de proximidad y vecindad.
Se hace con las manos y con las herramientas que apoyan a éstas, con el esfuerzo y decidiendo emplear nuestra energía en ella.
Necesita de creatividad para ofrecer formas nuevas de hacer las cosas.
Nos hace autónomos y libres de estructuras mercantiles y políticas que intentan poseer la vida.
Promueve el intercambio y la colaboración con otras personas ya que lo artesanal precisa de la confianza en el apoyo mutuo.
Defiende la singularidad de cada creación.
Se pone en la presencia del mundo en una actitud abierta, realista y honesta a través de argumentos, y reflexiona para hacerse preguntas y hallar respuestas junto a la comunidad.
Necesita de nuestra interpretación para ser entendida.
Presta atención a la realidad que le rodea, informándose de manera crítica, positiva y constructiva.
Acepta las contradicciones personales planteando cambios con voluntad de transformación.
Es ejemplo de generosidad y la anima.
Busca un modo de vida sencillo.
Fomenta el decrecimiento de la producción, el consumo y las necesidades superfluas. No como renuncia sino como lucha directa contra el sistema y como liberación de ataduras.
Respeta la vida, sus procesos y sus vínculos, sin excesos.
No es posesiva ni invasiva.
Reutiliza, Repara, Reduce, Recupera y Recicla.
No juzga ni culpabiliza a las personas, más bien intenta animarlas para que se sumen desde la libertad y la conciencia.
No compite por el éxito, suma todas las aportaciones.
Es fuente de sabiduría.
Nos une a todas las criaturas como una especie más que no necesita dominar a otras. Nos hace sentir parte de la creación cuando la contemplamos. Mueve a un sentimiento de pertenencia y admiración, en una dimensión trascendental.
Está arraigada en la dimensión espiritual de la persona y la concreta libremente a través de la comunidad y del hogar de cada persona.
Crea, cuida y disfruta del vínculo con la Madre Tierra, nuestra Casa Común.
No es propiedad de ninguna de las religiones. Está en todas ellas y las une.
Cuando hunde sus raíces en la tradición cristiana no sólo se abre sino que quiere aprender de otras formas de creer, hacer, vivir, pensar e interpelar
Surge como reacción a una situación insostenible, de desequilibrio, desajustada, y de una llamada a sanar el planeta.
Es propositiva, persigue la concreción y la acción. No se satisface con la mera sensibilización y el juego de palabras y fotos.
Promueve cambios saludables que perduran en el tiempo y en la comunidad. Cambios que se integran en el funcionamiento colectivo y no dependen de un líder.
Está en camino. No espera a las condiciones utópicas para empezar a andar.
La acción ecológica se experimenta día a día, en nuestras actitudes, acciones y decisiones.
Acepta las emociones como parte de lo vivo, y las integra, las gestiona, las habita y las transita según la persona y la situación.
Está enraizada en nuestros sentidos y en las sensaciones que percibimos a través de ellos. La vista, el oído, el olfato, el tacto, el sabor y otros muchos menos conocidos como la termocepción, la nocicepción, la propiocepción,...
Es lúdica y en el juego encuentra el disfrute de la comunidad, la superación colectiva de retos y la alegría del gozo compartido.
Da apertura al pensamiento y a la construcción colectiva mediante el acompañamiento.
No está vinculada a una relación de poder, ni es neutral, toma partido.
Cultiva valores y realiza una pedagogía del encuentro.
Contribuye a una visión de futuro y es transformador, no es catastrofista, ni optimista (tendremos lo que plantemos).
Ilustraciones de David Izquierdo Garrido